miércoles

A LA ORILLA


A la orilla de tus labios
me quedé desguarnecido,
desarmado, entristecido,
como un náufrago,
sin saber ir al espacio
que delimitan tus besos,
sin empuje, sin reflejos,
cabizbajo.

A la orilla de tus ojos
me quedé como hechizado,
poseído, maniatado,
compungido,
y buceando en los lagos
que simulan tu mirada,
me sentí menos que nada,
abatido.

A la orilla de tu cuerpo
que juventud rebosaba,
los años tanto pesaban
que dolían,
y comprendí que era tarde,
que mi barco no era el tuyo,
mientras sufría mi orgullo
su agonía.

A la orilla de tu vida
este antiguo prepotente,
este fatuo y decadente
aventurero,
se hizo viejo de repente
y contempló, derrotado,
cómo pasó por su lado
un imposible te quiero.

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