sábado

DE IMPROVISO

Qué difícil resulta abandonar
la imagen que nos dio la primavera,
qué penoso arriarse la bandera,
hacer una maleta y renunciar.

Qué difícil pararse en la escalera,
escoger el momento y acabar,
qué fácil es pasarse sin pensar
que ha llegado la hora y que no espera.

Nos queremos hacer tan prorrogables
que inventamos excusas infumables
y engañamos al tiempo si es preciso;

pero claro y rotundo es el aviso:
se fue la juventud: imperdonable
que siempre se nos vaya de improviso.

EL ALMA EN UNA TARDE

Me miraste a los ojos, limpiamente,
con ese tenue azul conque me miras,
dibujaste en el aire las espiras
de tu verdad desnuda, transparente.

Y borraste del aire las mentiras
y pintaste en los ojos una fuente
cegadora de todo lo indigente,
bastión de mis engaños y mis iras.

No me ofrezcas el alma en una tarde,
date cuenta que un instante arde
igual que un fuego fatuo, la arboleda;

guarda un poco del alma en tu vereda,
vuélvete menos franca, más cobarde,
si das entera el alma, ¿qué te queda?

MOTIVO

Un poema esconde algún secreto,
un secreto se esconde en la poesía,
quizás una sencilla nadería
o un algo de muchísimo respeto.

Y siempre lo ha de haber: yo no podría
escribirte ni un módico cuarteto
sin un motivo nítido y concreto
que plasme en el papel la sintonía.

Así que está en tu mano y me remito
a esperar tu mirada como un rito
que me haga navegar, ávido inquieto;

entonces será fácil ese reto
de ponerme a escribir como un bendito
un soneto después de este soneto.

domingo

DECIDLE

Decidle si la veis por ese mundo
que puso entre los dos como frontera,
que no recuerdo ya ni como era,
que no pensé un olvido tan profundo.

Decidle que ahora vivo con cualquiera,
que el amor es furtivo y vagabundo,
que comienza y termina en un segundo
y su huella es fugaz, perecedera.

Que no sufra por mí, que no se inquiete,
que yo sigo jugando en el tapete
las bazas que me quedan todavía;

que ya no está su nombre en mi poesía
desde que se marchó, se cumple ahora,
un año, un mes, un día y una hora.

GRITO SIN VOZ

Tienes abierta el alma en una herida
por la que se te escapan los ardores,
has jugado y perdido la partida
y son tus juegos hoy de sinsabores.

Estás buscando en vano una guarida
abrigo en el otoño de tus flores,
arañando los bordes de tu vida,
perdiéndote en el ruido y los clamores.

Eres mujer estéril sementera
de instintos que se apagan cada tarde
en tu cuerpo febril de enredadera;

eres grito sin voz, eres alarde
de aquella deslumbrante primavera,
primavera sutil pero cobarde.